viernes, 20 de mayo de 2011

La escritura y yo

Exquisita receta

Ver la página en blanco en el PC de mi escritorio me recuerda a la blanca leche que tomo todas las mañanas.  Aunque no parezca, tomar leche y escribir tienen mucho en común, más de lo que yo me imagino.
Antes de tomar leche debo asegurarme de que esté lo suficientemente caliente como para darle buen sabor de boca a mis sentidos. Muchas veces esto requiere de tiempo, más, cuando aquel fogón grande de mi estufa no está disponible. Cuando no cuento con aquél maravilloso fogón, debo resignarme a observar el blanco cremoso de mi leche casi caliente dentro del recipiente por un prolongado tiempo hasta que este perfecto para digerir. Tristemente, la sola leche caliente, no es suficiente para deleitar mis sentidos, debo agregarle cierto contenido dulce y expresivo para llenar de color aquel color blanco aburrido sin nada que decir. -Le hacen falta cereales- pienso- Que sean cereales de chocolate. Con el tiempo, a medida que voy revolviendo, el sabor a chocolate se va acentuando y así mejorando su delicioso sabor.
Durante la escritura, siempre debo tener un buen fogón a mi alcance. Sea pequeño, grande, mediano, pues de ello dependerá la cantidad de tiempo que estaré observando aquella hoja blanca de mi escritorio. Si mi inspiración se encuentra a fuego lento, me demoraré más de lo normal, si la tengo a fuego alto, será en cuestión de minutos que las negras letras comenzaran a invadir mi PC. No hay duda que muchas veces aquel fogón mágico se avería y termino tomando una leche fría poco exquisita para ser consumida. En otras ocasiones la leche esta tan deliciosa que genera en mí el deseo de calentar más. Sin embargo, tener el fogón de inspiración alto y la leche caliente sin compañía es como tener una muy buena idea pero nada de palabras en el papel, inexistente. Y ahí, es cuando entra en juego las dulces y achocolatadas letras de mi caja interior. Comienzo con un poco, pruebo, luego otro poco, de nuevo pruebo, y así hasta hacer de mi blanca y aburrida leche un delicioso y exquisito escrito para compartir.

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